El Festival EstrenArte contará el 19 de noviembre con la presencia de Joan Fontcuberta, atípico pensador.
Como afirma Régis Debray en “Vida y muerte de la imagen”, el “yo veo” se ha convertido en el “yo comprendo”. En términos de lo visual se explica con la ecuación: lo Visible = lo Real = lo Verdadero. La imagen está más viva que nunca y, sobre ella, operan todo tipo de cambios a los que deberíamos atender.
Bien lo sabe Joan Fontcuberta, a quien vamos a tener el próximo 19 de noviembre en el Centro Social Universitario durante la clausura del Festival EstrenArte, en un evento organizado por la Dirección General de Juventud del Gobierno de la Región de Murcia, en colaboración con la Facultad de Bellas Artes.
Premio Nacional de Fotografía y Premio Nacional de Ensayo, Fontcuberta es una de las figuras más destacadas del panorama internacional en el ámbito de la fotografía, demostrando siempre un equilibrio entre la teoría y la práctica. Como atípico pensador, nos hace cuestionarnos continuamente la naturaleza de la imagen y su capacidad para decir la verdad, fomentando una aproximación a esta a través de la duda y, con frecuencia, del humor, el juego o la ironía. Todo ello para mitigar lo que él llama la “anhedonia” del arte contemporáneo.
Tanto Fontcuberta como W.J.T Mitchell otorgan a las imágenes facultades sintientes, advirtiendo del poder de las imágenes furiosas cuando bajamos la guardia, y volitivas, preguntando qué es exactamente lo que quieren de nosotros. Cuidado. Las imágenes arañan, provocan, adormecen.
Hoy en día, para saber, hay que saber ver. Por este motivo, Didi-Huberman también trata a las imágenes en ocasiones como objetos vivientes, sugiriendo su poder en ‘Cuando las imágenes toman posición: << ¿Por qué imágenes? Porque para saber hay que ver. Porque un ‘documento es más fácil de refutar’ que un discurso de opinión >>.
La postfotografía anuncia la muerte de la fotografía a la vez que encomia su resurrección, nos ayuda a entender el mundo mediante una nueva forma de relacionarnos con las imágenes. Es lo que viene después de la fotografía, incidiendo en la crisis de la autoría y la originalidad; anteponiendo la determinación de significados a la producción de las obras. Contribuye a la atomización de los roles artísticos y difumina los límites entre disciplinas.
La postfotografía es disidente, es decir, se centra en ‘el cuerpo’, en la materialidad de los soportes. En un contexto eminentemente virtual, reclama la vuelta al tacto, al fotolibro, al papel. Por eso Fontcuberta indaga en aquellas fotografías enfermas, que se rinden frente al tiempo, que no conservan la memoria pero nos enseñan a mirar el trauma; los monstruos.
Nos encontramos en un momento en que la apariencia ha sustituido a la verdad. Pero lo verosímil no es lo verdadero. Fontcuberta nos recuerda que, a pesar de que se mantenga vigente la ide moderna de entender la fotografía como una ‘evidencia’, siempre miente. Todo es ficción, pero nos puede conducir, con cautela y espíritu crítico, hasta la verdad; sin dejar a un lado la capacidad de asombro que mueve toda reflexión filosófica. Ver es dudar; pensar. La fotografía ya no es el arte de la luz, sino de la lucidez.
Fuente: laverdad.es