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Exposición artes plásticas y visuales

Fragmentos sin rotura

Comisariado por Tatiana Abellán

Laboratorio de Arte Joven, Murcia
Del 9 al 24 de octubre

Sala

La idea hegeliana de que «lo verdadero es el todo» implica que la verdad sólo puede alcanzarse cuando se comprende la realidad en su totalidad, es decir, cuando cada parte particular se inserta dentro del proceso más amplio del devenir dialéctico. Para Hegel, la realidad está en constante transformación, y las partes individuales no pueden entenderse completamente de manera aislada, sino como momentos de un proceso total que conduce al conocimiento absoluto. Theodor Adorno, con su conocida afirmación de que “el todo es lo falso”, impugna esta idea alegando que cualquier intento de comprender la realidad como un todo coherente, que supere las tensiones inherentes, es una ilusión ideológica. Por eso, ve en la fragmentación una forma más auténtica de representar una verdad dislocada.

Los artistas que forman parte de la exposición de artes visuales de esta edición de Estrenarte parecen debatirse entre estos dos posicionamientos. Por un lado, vemos un anhelo de dar sentido a la realidad, de organizarla, de crear conexiones entre la memoria personal y la colectiva, de entender el paisaje o el patrimonio cultural como una parte nosotros mismos, de reconciliar las exigencias de una vida cotidiana acelerada con el autocuidado, de jerarquizar la relación entre el urbanismo y una naturaleza sometida o de refugiarse en los procesos de duelo y memoria afectiva que a la postre dan sentido a nuestra existencia. Por otra parte, vemos una desconcertante coincidencia, cuanto menos formal, aunque en ciertos casos también discursiva; una tendencia a la fragmentación. Esa que Adorno consideraba más auténtica que la ilusión de un todo armonioso. Esa propia de un arte que debe reflejar las tensiones y discontinuidades del mundo que la produce.

Sin embargo, las propuestas de estos jóvenes creadores sí que parecen tener un espíritu esperanzador, al menos en la búsqueda de la superación de las contradicciones, que culmine en la reconciliación de las tensiones y que aspire a dar con esa totalidad coherente de la que hablaba Hegel. Así, entiendo que aunque la mayor parte de ellos haya hecho uso del fragmento, lo múltiple o lo desgajado, tanto en el despliegue formal como en sus escritos, esta estrategia no pretende dar cuenta de una realidad fracturada, sino que es una renuncia a la obra de arte totalizadora, a la vez que una asunción tácita de la existencia de las grandes verdades del mundo. En estos fragmentos no hay fracturas, hay adaptación a una incertidumbre sensible, transitoria, y una aspiración a entender el mundo. No hay rotura.